Joe Biden tiene prisa por aprobar su gran proyecto de gasto social y medioambiental, y después de arduas negociaciones, este mismo jueves 28 de octubre se ha presentado en el Capitolio a hacer un último esfuerzo por unificar a su partido y conseguir un compromiso de que las facciones enfrentadas se unirán en una votación sin defecciones, porque sus exiguas mayorías no le permiten apenas ninguna.
Según dijo después el presidente en un discurso en la Casa Blanca: «Hoy me complace anunciar que después de meses de negociaciones duras y cautelosas, creo que tenemos, sé que tenemos, un entendimiento histórico». «Quiero agradecer a mis colegas en el Congreso su liderazgo. Pasamos horas y horas durante meses y meses trabajando en esto. Nadie obtuvo todo lo que quería, incluyéndome a mí, pero eso es el compromiso. Eso es el consenso. Y eso es lo que prometí en campaña», añadió Biden. Aun falta que su partido vote unido en las dos cámaras del Capitolio, algo que está por ver.
De este modo, el presidente se hace responsable de este paquete de gasto, y de su suerte en el Capitolio. Será sin duda lo que su equipo defenderá como uno de sus mayores legados, una serie de cambios al sistema de subsidios y ayuda social, además de una agresiva agenda para reducir la contaminación. Las elecciones parciales, en que se renueva toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, tienen lugar en un año, y las encuestas prevén que los demócratas pierdan al menos la mayoría en la primera.
Suele suceder —pasó con Donald Trump y Barack Obama— que cuando un partido gana la Casa Blanca, el otro se hace con el poder en el Capitolio después.
Tras un intenso tira y afloja, y de verse decenas de veces con senadores y diputados en la Casa Blanca, el Capitolio y hasta su residencia privada en Delaware, Biden ha presentado a los demócratas su última propuesta: un paquete de gasto de 1,75 billones de dólares, o lo que es lo mismo, 1,5 billones de euros. Se trata de una considerable reducción con respecto a los 3,5 billones de dólares con que comenzó la negociación.
Cumbre del G-20
La Casa Blanca mantiene que Biden puede conseguir que se apruebe esa versión reducida, que va acompañada de otro plan distinto de infraestructuras que tiene un precio de 1,2 billones, y que cuenta con el apoyo de un nutrido grupo de republicanos. El presidente quiere tener estos asuntos pendientes solucionados antes de marcharse a Italia para verse con el Papa y participar en la cumbre del G-20 este mismo fin de semana.
Al final, los dos senadores centristas, Joe Manchin de Virginia Occidental y Kyrsten Sinema de Arizona, han hecho pasar a los demás por el aro con una reducción de inversiones a la mitad. En el camino han quedado proyectos muy preciados para la izquierda como los permisos familiares retribuidos o un programa para reducir el precio de los medicamentos. Sí hay en el paquete comprometido subsidios para guarderías y 555.000 millones de dólares para combatir el calentamiento global.
Los dos senadores centristas se resistirían al plan de la izquierda de su partido de subir impuestos. Finalmente aumentan un 5% para quienes ganen más de 10 millones de dólares al año. Además, se sube el impuesto de sociedades mínimo al 15%.
Aprobar estas leyes requerirá un ejercicio de ingeniería legislativa. Los demócratas tienen una mayoría de ocho votos de un total de 435 en la Cámara de Representantes. En el Senado ambos partidos tienen 50 votos, y la vicepresidenta, Kamala Harris, tiene el de desempate. Por eso, Biden no puede permitirse la defección de un solo senador de su partido, de lo contrario sus planes fracasan. De ahí la importancia que han cobrado los dos senadores conservadores, que han centrado toda la atención en Washington las semanas pasadas.
La izquierda que capitanea el senador Bernie Sanders llegó a presentar una propuesta de seis billones de dólares que comparó con las reformas del llamado «New Deal», el ambicioso programa de intervencionismo estatal para acabar con la Gran Depresión. Precisamente una de las primeras cosas que hizo Biden al llegar a la Casa Blanca fue colocar en el lugar más destacado del Despacho Oval, sobre la chimenea, un retrato de Franklin D. Roosevelt, el presidente que ideó y logró aprobar aquella iniciativa.
En su discurso, el presidente Biden justificó que sus ambiciones quedaran reducidas en aras del consenso dentro de su partido: «Durante mucho tiempo he dicho que el compromiso y el consenso son la única manera de hacer grandes cosas en democracia, cosas importantes para el país. Sé que es difícil. Pero este marco incluye inversiones históricas en nuestra nación y en nuestra gente».