Las calles de las principales ciudades brasileñas amanecieron pobladas por seguidores del presidente Jair Bolsonaro, levantando banderas brasileñas y vestidos con los colores nacionales, en el día en que el país celebra el 199° aniversario de la declaración de su independencia. Los militantes extremistas atienden la convocatoria del presidente para mostrar fuerza frente a las encuestas, que muestran su baja popularidad y una posible derrota en la elección presidencial del 2022.
Una encuesta difundida el lunes por el instituto Atlas Político muestra que el rechazo contra el presidente llega al 64%, y que Bolsonaro sería derrotado en las elecciones por todos los posibles contrincantes, siendo el principal de ellos, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. La encuesta muestra también que un 19% de los brasileños apoyan las marchas del 7 de Septiembre a si favor, lo que equivale a unas 29 millones de personas.
Para Andrei Roman, director del instituto Atlas, Bolsonaro aún tiene un fuerte apoyo para mostrar su fuerza política en estas manifestaciones, con imágenes de multitudes que lo apoyan, pese a su desgaste, a las críticas de la opinión pública y a los enfrentamientos con congresistas y jueces de la Corte Suprema.
Amenaza democrática
La Corte Suprema, a propósito, ha sido uno de los poderes más atacados por Bolsonaro y sus manifestantes. En las estampas de pancartas y camisetas, los bolsonaristas piden «intervención militar» y la clausura del parlamento y de la Corte Suprema. El lunes por la noche, centenas de ultraderechistas rompieron el bloqueo policial y entraron con camiones en el área donde se concentran el Congreso, la cancillería, llegando cerca de la sede de la máxima corte.
La seguridad fue reforzada, especialmente frente a la sede del Poder Judicial, para evitar que se repitan en Brasil escenas como las de la invasión del Capitolio, protagonizadas por seguidores de Donald Trump en enero. Líderes de la izquierda internacional, entre ellos, expresidentes, congresistas y ministros de 26 países, firmaron una carta criticando a Bolsonaro por alentar la violencia contra las instituciones democráticas.
«Bolsonaro y su gobierno han amenazado –diversas veces– con cancelar las elecciones presidenciales del 2022 si el Congreso no aprueba sus reformas», dice la carta firmada por el primer ministro José Luis Rodriguez Zapatero, por el expresidente de Colombia Ernesto Samper, el lingüista y filósofo Noam Chomsky, y el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, entre otros.
Contra Suprema Corte y Congreso
El lunes, víspera de las marchas, Bolsonaro firmó un decreto para garantizar la «libertad de expresión en las redes sociales» y prohibir que empresas como Google, Twitter y Facebook, eliminen contenidos y perfiles de manera «arbitraria».
La medida evita que estas empresas impidan la difusión de noticias falsas y bloqueen usuarios, entre ellos el propio presidente brasileño y sus hijos, que ya fueron suspendidos de estas redes en respuesta a publicaciones falsas o por incitación de violencia. El decreto, que ya entró en vigor, altera el Marco Civil de la Internet, aprobado por el Congreso en el 2014, tras siete años de discusión.
La publicación de noticias falsas, la incitación de violencia y los ataques a las instituciones democráticas han sido los principales argumentos para la detención y para la abertura de procesos de investigación de ultraderechistas, entre ellos, el propio Bolsonaro.
Esta semana, el juez de la Corte Suprema, Alexandre de Moraes, ordenó dos prisiones preventivas para garantizar el orden público durante las manifestaciones. Un simpatizante de Bolsonaro fue apresado en Santa Catarina por amenazar al juez de muerte en una red social y pedir su cabeza «vivo o muerto». Moraes también bloqueó temporalmente las cuentas de personas y organizaciones que financian las marchas antidemocráticas.
Moraes, que está a cargo de la investigación sobre la difusión masiva de noticias falsas y ataques contra instituciones democráticas en internet, es uno de los principales blancos de los bolsonaristas, así como el presidente del Tribunal Superior Electoral, Roberto Barroso, que está siendo atacado por defender la urna electrónica, el exitoso sistema de votación brasileño, considerado a prueba de fraudes y respetado internacionalmente.
Al percibir el riesgo de perder la reelección, Bolsonaro ha incentivado a sus seguidores a defender el voto impreso, asegurando que la urna electrónica no es confiable. Según Bolsonaro, la votación digital, que lo eligió hace tres años, no sirve y ya amenazó con no ser candidato si el voto no vuelve a ser a través del papel, como antes de 1996.