Alexánder Lázarev, de 29 años y sospechoso de haber dado muerte a tres estudiantes de medicina, fue detenido el domingo en la población rusa de Orsk, en la región de Oremburgo fronteriza con Kazajstán, después de una intensa macrooperación policial que ha durado cuatro días. Dos de las jóvenes fueron encontradas el pasado jueves casi calcinadas en el piso que alquilaban en la localidad de Gai (Oremburgo) y la tercera en el patio del edificio, también sin vida.
Se halló además el cuchillo de cocina con el que el asesino apuñaló a las tres chicas. El incendio, según la Policía, lo provocó el mismo con la intención de borrar las huellas del brutal crimen. Resulta que Lázarev salió de la cárcel hace tres meses, tras cumplir la condena que se le impuso por matar al encargado de una discoteca.
Regresó a Gai para reunirse con su esposa e hija y, según sus declaraciones a los agentes que le detuvieron, que reproducen varios medios de comunicación rusos, las tres estudiantes, de 17, 18 y 19 años, le invitaron a pasar con ellas la tarde. Lázarev ha confesado ser el autor de las muertes, aunque sostiene no recordar por qué razón ni tampoco los detalles de cómo lo hizo.
El homicida tuvo que ser este lunes hospitalizado en un centro sanitario de Orsk, al parecer, por efecto de los narcóticos que se administró en días pasado. Esta circunstancia ha impedido que pueda llevarse a cabo el primer interrogatorio. Los investigadores creen que Lázarev simuló estar en estado de coma. A las pocas horas, recuperó el conocimiento.
Las cámaras de seguridad recogieron el camino de huida del asesino y, pese al incendio, los agentes pudieron encontrar en el apartamento de las estudiantes ropa suya. Su análisis por la policía científica pudo determinar el ADN, con el que ha sido identificado gracias a la base de datos del Ministerio del Interior ruso. En el vestido de una de las víctimas también se encontró material genético del asesino.
El hallazgo se hizo con rapidez, ya que Lázarev pasó 9 años y 4 meses en prisión por matar al responsable de un establecimiento llamado club Orange. Lo hizo durante una pelea, el 23 de febrero de 2012, durante la que le asestó una cuchillada en el cuello. Antes de aquel trágico episodio ya fue denunciado por robo. El delincuente tenía entonces 20 años y trabajaba como mecánico de automóviles.
Las autoridades de Oremburgo ofrecieron la semana pasada un millón de rublos, casi 12.000 euros, a quien pudiera facilitar información que permitiese a encontrar y arrestar a Lázarev. Pero no hizo falta ninguna ayuda. El robo de un vehículo para tratar de huir, un VAZ-2110 de fabricación rusa, puso a la Policía tras su pista. Ya cercado y con las ruedas del coche agujereadas por las balas, intentó refugiarse el domingo en una guardería infantil, pero terminó siendo capturado.
Conoció a su mujer por correspondencia
Lázarev conoció a su actual esposa por correspondencia mientras cumplía condena. Se casaron en 2017 y tuvieron después una hija. Todo ello mientras permanecía en la cárcel. La vida en común de la pareja comenzó este verano, cuando fue puesto en libertad. Según sostienen algunos conocidos, consiguió un trabajo de ayudante de un empresario. Lo que nadie ha podido explicar hasta ahora es su vínculo con las tres estudiantes masacradas.
Mucho más tiempo se tardó en capturar a otro asesino en serie, a Radik Taguírov. La Policía le buscó durante ocho años y dieron con él en diciembre del año pasado en la ciudad de Kazán. Se le acusa de haber matado a 26 mujeres entre 75 y 90 años durante 2011 y 2012.
Dos años antes, en diciembre de 2018, se pudo establecer que un policía de la localidad siberiana de Angarsk llamado Mijaíl Popkov, que ya cumplía cadena perpetua por matar y violar a 22 mujeres, había acabado en realidad con la vida de otras 60. Superó incluso al mayor asesino en serie hasta ese momento, Andréi Chikatilo. Popkov ofrecía a sus víctimas llevarlas a casa en su vehículo policial para abusar sexualmente de ellas y después asesinarlas.