A última hora del día en el que se llegaba al veinte aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el FBI reveló el sábado por la noche el primero de los documentos hasta ahora clasificados sobre el papel de Arabia Saudí en los ataques terroristas en suelo estadounidense.
El documento, aunque con mucha censura y tachones, ofrece nuevos datos sobre la relación de dos saudíes con conexiones con el Gobierno y que tuvieron relación con algunos de los terroristas que secuestraron los aviones y los estrellaron contra las Torres Gemelas, el Pentágono y, sin éxito, contra el Capitolio o la Casa Blanca (los pasajeros y la tripulación se enfrentaron a los secuestradores y el avión se estrelló en una zona rural de Pensilvania).
En él se muestra que el FBI investigó al menos hasta 2016 los contactos entre Nawaf al Hazmi y Khalid al Midhar -dos terroristas que participaron en el secuestro del avión que se lanzó contra el Pentágono- e individuos relacionados con el Gobierno de Arabia Saudí, como Fahad al Thumairy, un exempleado consular saudí, y Omar al Bayoumi, que fue investigado como posible agente de inteligencia del país árabe.
Al-Bayoumi fue interrogado en 2003 por EE.UU. y aseguró que tuvo un encuentro casual con los secuestradores en un restaurante de Los Ángeles en el año 2000 y que se hicieron amigos. Que les echó una mano para manejarse en un país que les era ajeno, pero que desconocía sus planes terroristas.
Apoyo logístico
Ahora el documento del FBI establece que esas declaraciones de Al-Boyoumi «están en plena contradicción con declaraciones de testigos presenciales» y muestra el escepticismo de los investigadores sobre que ese encuentro fuera accidental. También apuntaban a que era muy sospechoso que otro individuo saudí investigado tuviera otro encuentro casual con secuestradores en el estado de Virginia de una forma «excepcionalmente similar» a la de Al-Bayoumi.
Según el FBI, este último proporcionó «apoyo logístico» a los terroristas que incluyó «traducciones, asistencia para viaje, alojamiento y financiación».
Imagen de uno de los documentos desclasificadosUn colectivo amplio de las familias de víctimas del 11-S lleva años de presión contra al Gobierno de EE.UU. para que desclasifique documentos relacionados con el papel de Arabia Saudí. En especial, después de que se supiera que el FBI lo había investigado durante diez años, hasta 2016. En 2004, las conclusiones de la Comisión del 11-S, creada por el Congreso de EE.UU. poco después de los ataques, aseguraba que no había pruebas de que «el Gobierno saudí o una institución o altos cargos de forma individual» financiaran a los terroristas. Al mismo tiempo, esa conclusión «no excluye la probabilidad de que organizaciones benéficas con patrocinio del Gobierno saudí desviaron fondos a Al Qaida».
Esas conclusiones no fueron suficientes para los familiares de las víctimas del 11-S. Por su cuenta, han demandado a Arabia Saudí para que se juzgue a los supuestos apoyos de los terroristas. Y han continuado con su lucha para la desclasificación de documentos. El expresidente Donald Trump les aseguró que lo haría en una reunión de 2019. Al día siguiente, su fiscal general decidió que permanecerían en secreto. Joe Biden hizo la promesa de revelar los documentos si ganaba las elecciones. Una vez en la Casa Blanca, desoyó las exigencias de los familiares.
Hasta que pocas semanas antes de la conmemoración de los atentados, las familias le amenazaron con declararle no bienvenido a los actos y organizarle protestas. Biden cedió a la presión y pocos días antes del aniversario, firmó una orden ejecutivo para la revisión y desclasificación de los documentos.
«Esperamos que esto sea un paso sincero hacia delante», dijo Brett Eagleson, uno de los portavoces de las familias, en una entrevista reciente con este periódico. «Seguiremos el proceso de cerca para aseguraron que el Departamento de Justicia y el FBI cumplen, actuar de buena fe y ayudan a nuestras familias a revelar la verdad en nuestra búsqueda de la justicia frente al Gobierno saudí».
Tras la revelación del primer documento, Eagleson ha asegurado que tiene «especial significado» que se haya publicado en la fecha del aniversario y ha celebrado el avance: «Hoy marca el momento en el que los saudíes ya no pueden apoyarse en el Gobierno de EE.UU. para ocultar la verdad sobre el 11-S».