La embajadora alemana en Washington, Emily Haber, advirtió a Berlín el pasado 6 de agosto, una semana y media antes de la caída de la capital afgana, de que se esperaba un escenario Saigón en Kabul. En un informe telefónico al Ministerio de Exteriores alemán, informó que la Administración de EE.UU. contaba con que el gobierno afgano podría colapsar más rápido de lo esperado y sugirió que los planes de emergencia para la Embajada alemana en Kabul deberían activarse. Alemania debería estar preparada para el hecho de que, si la situación empeoraba, los estadounidenses actuarían solos y sin consultar a los Aliados.
El informe fue clasificado como secreto por sus fuentes de alto rango. Uno de los interlocutores de Haber en Estados Unidos era el propio jefe de la CIA. Desde dentro del Ministerio, sin embargo, alguien comenzó a hablar del informe y puso tras la pista a la oposición. La salida de Afganistán ha coincidido en Alemania con la campaña de cara a las elecciones generales del 26 de septiembre y se ha convertido en munición electoral. Momentos antes de que diera inicio esta mañana el pleno del debate sobre el estado de la nación en el Bundestag, la diputada verde Britta Hasselmann ha solicitado la apertura de una comisión de investigación, que pueda abordar el asunto con más medios de los que «limitan el trabajo de la comisión parlamentaria de Exteriores».
A finales de la semana pasada, el Gobierno alemán rechazó la solicitud de la diputada del Partido Liberal (FDP), Marie-Agnes Strack-Zimmermann, que pedía que el informe estuviera disponible para inspección confidencial en la oficina de protección secreta del Bundestag. El presidente del grupo parlamentario del FDP, Alexander Graf Lambsdorff, preguntó el lunes por el informe al ministro Heiko Maas, en la reunión de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento y, según varios participantes, a Maas no le hizo ninguna gracia que el contenido del informe estuviese circulando. Respondió que publicación no era de interés y justificó que se había acordado con la Cancillería que el informe no se pondría a disposición de los diputados. Al mismo tiempo, trató de minimizar la explosividad del cable. «Fue uno de los muchos informes por cable, solo que con un tenor particularmente sombrío», dijo.
Los Verdes y el FDP están pidiendo ahora una comisión parlamentaria de investigación sobre los acontecimientos que rodearon la retirada de Afganistán, que solo podrá tener lugar en la próxima legislatura. Pero la reunión especial de la Comisión de Asuntos Exteriores ha proporcionado ya un anticipo de lo que se puede esperar de dicha comisión de investigación. Maas responde imperturbable que su Ministerio no dejó al personal de la Embajada desprotegido en Kabul durante un período irresponsable, sino que se implementaron planes de evacuación antes hasta que la situación cambió significativamente el 13 de agosto, cuando la Embajada recibió indicios de que Estados Unidos comenzaba a evacuar su representación.
El subdirector de estrategia y operaciones del Ministerio de Defensa, el general de división Andreas Hoppe, ha informado por su parte que los militares informaron que habían recibido el cable de Estados Unidos desde el principio y que lo analizaron convenientemente, llegando a «una evaluación diferente» a la del Ministerio de Exteriores. Hoppe no ha explicado qué quiere decir exactamente con eso, pero se distancia de Exteriores y probablemente será interrogado nuevamente el miércoles, en el Comité de Defensa. Varios parlamentarios, incluido el presidente del comité Norbert Röttgen, de la CDU, reaccionaron a las declaraciones de Hoppe con sorpresa e incomprensión.
«Nos dijeron en la tarde del 13 de agosto, en la sesión informativa de la comisión, que Kabul no caería rápidamente», ha criticado el experto externo del FDP Bijan Djir-Sarai. «Hoy se dice que el equipo de crisis ya había decidido la evacuación por la mañana. La parte delantera y trasera no van juntas. La reunión de hoy trajo más preguntas que respuestas».