«Hola, me llamo Tony». Así se presentaba ayer por la tarde el secretario de Estado norteamericano Antony Blinken a los niños afganos que esperan en la base aérea de Ramstein, en Alemania, a ser trasladados a suelo estadounidense. Blinken se sentó con ellos, les enseñó incluso fotos de sus hijos e intentó establecer un clima de confianza asegurándoles que «muchos, muchos, muchos estadounidenses están impacientes por recibiros». Se trata en su mayoría de niños que han perdido a sus padres, el grupo más frágil y delicado de los 11.000 afganos refugiados en Ramstein, y Blinken ha dado prioridad al aspecto humanitario del encuentro.
Pero su principal objetivo en esta visita, a la que llegó después de pasar por Catar, era el encuentro con el ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, una entrevista que ha evitado el escenario oficial de Berlín y el cara a cara con Merkel. Blinken quería informarse de primera mano sobre las negociaciones bilaterales que Alemania está llevando a cabo con los talibanes que se han hecho con el poder en Afganistán, al margen de la UE y de la OTAN. Para tranquilidad de los americanos, el ministro alemán Maas ha afirmado en un comunicado emitido en coincidencia con la visita que «queremos obrar conjuntamente y de manera coordinada en la siguiente fase, sobre todo en lo referente a las relaciones con los nuevos dirigentes de Afganistán».
El nuevo gobierno afgano está formado exclusivamente por talibanes de la línea dura, todos ellos hombres, entre los que figura un ministro de Interior buscado por Estados Unidos por delitos de terrorismo. Alemania ha estado llevando a cabo negociaciones con el objetivo de poder seguir evacuando personas desde Kabul y los talibanes han hecho públicas ciertas exigencias, como el hecho de dar visibilidad y oficialidad a esas negociaciones, lo que supondría el reconocimiento de ese gobierno, y la continuidad de las ayudas alemanas al desarrollo, unos 430 millones de euros al año que Alemania de momento ha paralizado.
«Queremos ver cómo lograr de manera conjunta una respuesta y una forma común de actuar con los talibanes»
«Queremos ver cómo lograr de manera conjunta una respuesta y una forma común de actuar con los talibanes que también sirva a nuestros intereses: el respeto de los derechos humanos fundamentales, el mantenimiento de las vías de salida del país, el acceso humanitario y la lucha contra los grupos terroristas como Al Qaida y Estado Islámico», dijo el ministro alemán.
Preocupación por el nuevo gobierno afgano
Estados Unidos ve con gran preocupación la formación del gobierno afgano y desea que aumenten los llamamientos internacionales para que los talibanes respeten su compromiso de permitir la salida de ciudadanos que se sientan amenazados. Fuentes de la embajada americana en Berlín explicaron que las conversaciones podrían servir para coordinar una respuesta conjunta y evitar cualquier paso que se dirija al reconocimiento oficial. «Cualquier legitimidad o apoyo para el gobierno talibán deberían ganárselo», remarcó el jefe de la diplomacia estadounidense, que «juzgará por sus acciones, no por sus palabras» a los nuevos hombre fuertes de Afganistán.
«Haremos todo lo que esté en nuestras manos para que esos vuelos despeguen»
Blinken certificó que por ahora los talibanes no están cumpliendo sus compromisos, que no están permitiendo los vuelos de salida de Afganistán y ha tanteado posibles formas de «hacer que cumplan lo que prometen». «Haremos todo lo que esté en nuestras manos para que esos vuelos despeguen», prometió.
Crisis humanitaria
Maas, por su parte, insistió en la crisis humanitaria en Afganistán. «Tenemos que evitarla con ayudas organizadas muy rápidamente bajo auspicios de la ONU», dijo, «no se trata solamente de ayuda humanitaria sino de estabilidad en la región». «Una de las lecciones que hemos aprendido en Afganistán, en estos últimos largos días y terribles noches, es que el desarrollo de lo que pase en Afganistán no depende ni de un país ni de dos. El reto ante el que nos encontramos requiere trabajo internacional conjunto y posiciones comunes en los escenarios internacionales, de manera que agradecemos la invitación, junto a otros veinte países, para abordar juntos la cuestión», se sumó el ministro alemán a la llamada a la coordinación internacional.
«Este encuentro es el principio de un acuerdo internacional que debemos ir construyendo paso a paso»
«De los talibanes esperamos el acceso, la reapertura del aeropuerto de Kabul, que nos permitan evacuar a personas con las que tenemos una responsabilidad y que nos ayuden a luchar contra el terrorismo internacional. Les exigimos la protección de los derechos, muy especialmente de las mujeres y minorías. Las últimas imágenes que nos llegan de allí no nos hacen ser muy optimistas. Los talibanes deben tener en cuenta que el aislamiento no les beneficia, ni a ellos ni a su población, y que sin ayudas internacionales ni la economía ni el país podrán estabilizarse. Hoy hemos estado de acuerdo en que a nadie le interesa que nos separemos de Afganistán, sino al contrario, que utilicemos nuestra influencia, y por eso creo que este encuentro es el principio de un acuerdo internacional que debemos ir construyendo paso a paso».
«Ha sido una visita muy constructiva», conclutó Blinken, que no olvidó agradecer a Alemania la colaboración que permite utilizar la base de Ramstein para las evacuaciones americanas. Reconoció la contribución y el sacrificio de Alemania en Afganistán e insistió en seguir colaborando «para que no se convierta en un territorio foco de terrorismo internacional».