El grupo gallego Baiuca, fundado por el músico Alejandro Guillén, está viviendo un buen susto en su «exótica» visita a Sudán, en cuya capital iban a actuar este martes dentro del SAMA Music Festival. La banda llegó el domingo por la noche, ayer lunes tuvieron un encuentro con un música sudanés, y esta noche iban a actuar cerrando el cartel del evento. Pero en la madrugada del domingo al lunes se produjo el golpe de estado, cuando militares armados irrumpieron en la residencia del primer ministro sudanés, Abdalá Hamdok, mientras vehículos de las Fuerzas Armadas tomaban el control de las calles de las principales ciudades del país.
«Esa noche perdimos el contacto con ellos», explica el manager del grupo, Alan Queipo
, que finalmente
ha podido hablar con ellos «hace tan sólo unos minutos» (sobre las seis de la tarde) debido a los cortes de comunicación que ha habido durante estos dos días, y confirma que están bien. «Están en el mejor lugar posible, en la embajada española, que ha sido su residencia estos días porque la participación del grupo en el mencionado festival fue promovida desde allí», explica Queipo, que agradece la fluidez de la comunicación con el Ministerio de Asunto Exteriores, y sobre todo el «trato excepcional» que están recibiendo sus representados en la sede diplomática. «Ellos se despertaron con la noticia en la embajada, y desde entonces no han salido de allí. Están aislados, pero les dan bien de comer, tienen una piscina y una televisión y están relativamente tranquilos, en una situación de privilegio, aunque siempre está la preocupación de no saber qué va a pasar».
La zona de las embajadas, explica Queipo, «está alejada del centro de la ciudad y de los disturbios», así que los miembros de Baiuca no han tenido que enfrentarse a ninguna situación de peligro. «Yo estoy en diálogo constante con el cónsul, que tiene un teléfono especial con internet, así que estoy haciendo de enlace con las familias. Esperamos que las comunicaciones se estabilicen pronto, y sobre todo, que se reabra el aeropuerto. Pero hasta el momento no sabemos nada de eso. Toca esperar, no hay nada más que podamos hacer».
«Sudán en general, y Jartún en particular, estaban siendo lugares modélicos en cuanto a seguridad estos dos últimos años, en comparación con otros países de su entorno. Tras la revolución, estaban teniendo una transición a la democracia bastante ejemplar», asegura Queipo, que cree que «Baiuca han tenido muy mala suerte» por llegar unas horas antes de que todo se desmoronara.