Khassem tiene cinco meses y acaba de llegar a los 3,54 kilos, cien gramos más que el viernes, fecha en la que ingresó en la Unidad de Desnutrición del hospital infantil Indira Ghandi de Kabul. Susane Sashebzada, jefa de Enfermería de esta unidad, repasa la ficha del pequeño mientras la madre trata de ponerle el pijama con mucho cuidado de no dañarle. Su piel es amarillenta y sus huesos están tan marcados que parecen pueden salir a la luz en cualquier momento. Te mira desde la cama con unos grandes ojos negros, pero no te ve. Apenas parpadea. «Esto es una catástrofe, no hay otra palabra para definirlo, nunca habíamos vivido una situación igual. Cada día recibimos decenas de nuevos… Ver Más