Una de las grandes paradojas políticas de nuestro tiempo no es otra que un mundo que cada vez celebra más elecciones pero con menos democracia. Entre los regímenes autoritarios más casposos y la contagiosa paranoia iliberal en Occidente, asistimos a toda una espiral tramposa para llevar a cabo comicios ni libres ni limpios. Con el gran incentivo de que existen mínimas consecuencias por tomarse libertades con la voluntad popular para perpetuarse en el poder. Tal y como viene demostrando el chavismo en Venezuela.
Un par de investigadores británicos, Nic Cheeseman y Brian Klaas, han explicado en su elocuente libro ‘How to Rig an Election’ que una genuina democracia no se limita a guardar las apariencias a través de las urnas, sino… Ver Más