Gérald Darmanin, ministro del Interior, ha confirmado el cierre de la mezquita de Allones, en el departamento de la Sarthe, y de la asociación Coordinación contra el racismo y la islamofobia, con sede en Sainte Foy-Lès-Lyon, en el departamento del Rhône, acusadas de propagar un discurso de odio y defensa del terrorismo islámico.
Darmanin anuncia el cierre de otras siete mezquitas o asociaciones culturales antes de fin de año. Se trata de una aceleración aparente de la lucha judicial y policial contra el separatismo islamista.
En Francia (67 millones de habitantes) existen unas 2.500 mezquitas y lugares de culto musulmán. Un centenar han sido objeto de registros, sometidas a un control policial y judicial estricto, 13 han sido cerradas durante los dos últimos años, otras 7 serán cerradas antes de fin de año.
Emmanuel Macron comenzó a denunciar el «separatismo islámico» el mes de octubre del 2020. Se puso en marcha entonces una legislación especial destinada a combatir esa gangrena social. La pandemia retrasó durante el último año y medio la lucha contra esa amenaza.
Con relativa lentitud, los trabajos de seguimiento, control y desmantelamiento de focos subversivos quizá se estén acelerando. Y Darmanin se dice satisfecho del nuevo ritmo que está cobrando la lucha policial y judicial contra la propagación de los mensajes subversivos a través de mezquitas, lugares de culto y asociaciones culturales.
Darmanin comenta de este modo los últimos cierres: «La mezquita de Allones y la asociación “Coordinación contra el racismo y la islamofobia”, con sede en Sainte Foy-Lès-Lyon, promovían con sus discursos y propaganda una práctica radical del islam, legitimando el recurso a la yihad (guerra santa), armada, la instauración de la sharía (“jurisprudencia” y “derecho” islámico), atizando el odio contra Francia, Occidente, los cristianos y los judíos».
A juicio del ministro francés del Interior, la nueva legislación contra el «separatismo islámico» permite a las fuerzas del orden trabajar con «más eficacia».
La proliferación de centros de culto, asociaciones culturales y mezquitas partidarios de la aplicación estricta de la sharía coincide con el incremento de una suerte de guerra civil entre distintas familias del islam de Francia. El rector de la Gran mezquita de París y varios imanes están amenazados de muerte por ser hostiles a la yihad y la prédica de un islam partidario del terrorismo.