Hoy comienza en el Palacio de Justicia, antigua y primera residencia de los reyes de Francia, en el corazón histórico de París, el juicio a los autores y cómplices de los atentados terroristas islámicos del 13 de noviembre de 2015, que se cobraron 130 muertos y 413 heridos en el Estadio de Francia, la sala de conciertos Bataclan y cuatro terrazas, un rosario de matanzas con inquietantes ramificaciones internacionales, europeas, sirias, medio orientales.
Gráfico de los atentados de París de 2015
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ABC
Éric Dupong-Moretti, ministro de Justicia, ha insistido en la dimensión histórica e internacional del proceso: «El mundo entero seguirá este proceso, cuyas ramificaciones, más actuales que nunca, nos recuerdan a toda hora la gravedad de aquellos crímenes y su alcance internacional».
Gérald Darmanin, ministro del Interior, ha enviado una circular oficial a los más altos dirigentes de la seguridad del Estado, con esta petición: «Debemos reforzar nuestro nivel de vigilancia. Muy en particular en todos los lugares y espacios públicos calificados de sensibles».
«Debemos reforzar nuestro nivel de vigilancia»
A cinco minutos a pie de la catedral de Notre Dame y a diez del Museo del Louvre, el Palacio de Justicia ha debido montar una sala de 750 metros cuadrados, construida íntegramente en madera, en su inmensa sala de los pasos perdidos, para recibir a 1.775 partes civiles, querellantes, familiares o representantes de las víctimas, asistidos por más de 300 abogados ante el tribunal de cinco magistrados que deberá juzgar a veinte acusados.
Tras cinco años de instrucción, la documentación acumulada asciende a 542 tomos de documentos, que suman un millón de páginas, equivalentes a 53 metros lineales de una biblioteca convencional. El proceso deberá durar nueve meses, como mínimo, si no se producen retrasos imprevistos.
El presidente del Tribunal, Jean-Louis Périès, anunciará hoy la apertura del proceso, precisando todas las cuestiones estrictamente procesales.
Los primeros testigos comenzarán a declarar el próximo día 13 de este mes de septiembre. Dos semanas más tarde, el día 28, comenzarán los interrogatorios de las víctimas (heridos que salvaron la vida, familiares) y de catorce de los acusados presentes, otros seis serán juzgados pero estarán ausentes, por diversas razones.
A partir del 10 de noviembre François Hollande, expresidente de Francia, y Bernard Cazeneuve, exministro del Interior, ofrecerán sus testimonios privilegiados. Entre mediados de noviembre y Navidad los investigadores franceses y belgas presentarán sus conclusiones policiales. El 13 de enero será interrogado Salah Abdeslam, el único vivo de los miembros de los comandos que consumaron las matanzas.
Tras los interrogatorios de Salah Abdeslam comenzarán las intervenciones de los 300 abogados de las víctimas y partes civiles, durante dos o tres meses. Hacia el 24 o el 25 de mayo, a las pocas semanas de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, el Tribunal debiera dictar su sentencia o anunciar la fecha de su decisión final.
Uno de los procesos del siglo
Se trata de uno de los grandes procesos judiciales del último siglo, no solo en Francia. Su instrucción tiene dimensiones nacionales, europeas e internacionales de una actualidad siempre inquietante.
Las matanzas del 13 de noviembre de 2015 en París fueron concebidas y organizadas, entre Siria e Irak, por el ‘califato’ islámico de la época, también conocido como Daesh o Estado islámico de Irak y de Levante, variante de Al Qaida, siempre presente en Afganistán, Oriente Medio y el Sahel. Desde Siria e Irak, los hombres y demonios del yihadismo islámico encontraron cómplices en Bélgica y Francia, y fueron capaces de montar una de las más atroces matanzas del yihadismo en Europa.
Tres comandos consumaron los baños de sangre y matanzas del Estadio de Francia, las terrazas del este de París y la sala de fiestas Bataclan. Esos autores materiales de los crímenes están dirigidos por Salah Abdeslam, gracias al apoyo de otros dos comandos de terroristas que cumplían tareas de cobertura directa de los autores de las matanzas.
La conversión de Afganistán en un nuevo ‘emirato’ islámico, en competencia estratégica, real, presumida o ficticia, como otras familias y organizaciones islámicas, integristas, de Kabul al Mabreg, a las puertas de España y la Europa mediterránea, confiere al proceso que hoy se inicia en París una dimensión excepcional.
El proceso permitirá reconstruir con relativa precisión el ‘modus operandi’ de los dirigentes y militantes de las diversas filiales de Daesh y Al Qaida, una de las grandes amenazas que pesan sobre la seguridad de Europa y todas las grandes democracias occidentales. «Toda tierra no sometida al islam está amenazada. No solo Europa. Es el conjunto del mundo no musulmán, occidental y liberal, en particular, el que está hoy amenazado por el islamismo», declaró a ABC, en su día, Rémi Brague, académico, historiador, filósofo, especialista reputado en filosofía medieval, musulmana, judía y cristiana.