«Una pandemia global no estaba en nuestro programa electoral». Con esta frase, entre muchas otras, el primer ministro británico, Boris Johnson, se defendió este martes en la rueda de prensa en la que los periodistas le señalaron que con la nueva subida de impuestos que presentó en el Parlamento horas antes, su gobierno está incumpliendo una de sus principales promesas electorales. Con el nuevo impuesto «social y de sanidad», el ejecutivo pretende atajar la crisis en la sanidad pública y la asistencia social cuya principal causa el premier atribuye a la pandemia de coronavirus, que supuso un importante desafío para la economía del país. Así, a partir de abril del próximo año, trabajadores y empleadores tendrán que aportar un 1,25% a la seguridad social, lo que permitirá recaudar 36.000 millones de libras esterlinas en tres años (unos 13.920 millones de euros anuales). Johnson se negó a comprometerse a evitar más subidas de impuestos durante la legislatura, aunque dijo que no quiere hacerlo.
Tanto en la rueda de prensa como en su cuenta de Twitter y ante los parlamentarios en la Cámara de los Comunes, Johnson explicó que el NHS, siglas en inglés del servicio público de salud, «trató heróicamente a más de medio millón de pacientes con Covid-19» durante lo peor de la pandemia, y ha administrado «más de 91 millones de vacunas». «Pero el resultado inevitable de este esfuerzo extraordinario es que el Covid-19 ha provocado un aumento en los retrasos» en la atención sanitaria, y «la cantidad de pacientes que necesitan atención» ha alcanzado cifras sin precedentes. El premier detalló que su gobierno «también invertirá en la calidad de la atención» porque quiere que la de cuidador sea «una profesión debidamente respetada».
«No hay nadie más dispuesto a recortar impuestos que las tres personas que están hoy frente a ustedes»
El ministro de Sanidad, Sajid Javid, que acompañó a Johnson en su comparecencia, detalló que «la mayoría de los fondos del nuevo impuesto se destinarán inicialmente al servicio de salud» para evitar que siga aumentando el número de personas en listas de espera, mientras que el ministro de Finanzas, Rishi Sunak, insistió en que no se están subiendo los impuestos a la ligera y aseveró que los conservadores siguen comprometidos con «los impuestos bajos» en general, pero que ahora están «lidiando con tiempos difíciles», y señaló que su partido sigue teniendo la reputación de «ser responsable con las finanzas públicas». «No hay nadie más dispuesto a recortar impuestos que las tres personas que están hoy frente a ustedes», enfatizó, por su parte, Johnson, quien consideró previamente ante los diputados que «sería incorrecto por mi parte decir que podemos pagar esta recuperación sin tomar decisiones difíciles pero responsables sobre cómo financiarla» y añadió que «sería irresponsable cubrir los costos de un mayor endeudamiento».
Abucheos para el premier
La nueva medida, que se votará este miércoles, provocó no solo el desencanto de la oposición, sino también las burlas de los diputados de otras formaciones, que abuchearon al premier cuando declaró que es necesaria una reforma a largo plazo para resolver el cuidado de los británicos ancianos y discapacitados, que ya no tendrán que enfrentarse al costo «abrumador» de un cuidado que a muchos los obliga a vender sus propiedades para poder pagarlo. «No se puede arreglar la atención médica y social sin una reforma a largo plazo. El plan que estoy estableciendo hoy solucionará todos esos problemas juntos», prometió.
«Los conservadores nunca más podrán pretender ser el partido de los impuestos bajos»
«Este aumento de impuestos rompe una promesa que hizo el primer ministro en las últimas elecciones», declaró por su parte Keir Starmer, líder del Partido Laborista, que votará en contra, y advirtió que «los conservadores nunca más podrán pretender ser el partido de los impuestos bajos». El premier también se enfrenta a las voces críticas dentro de sus propias filas, como la del secretario de Estado responsable de supervisar la distribución de las vacunas, Nadhim Zahawi, quien dijo que «no se siente cómodo» con la ruptura de esta promesa electoral.