La ciudad catedralicia de Colonia, seguramente el centro más importante de la fe católica en Alemania, comenzará a escuchar a partir de ahora la llamada a la oración de los almuecines. El ayuntamiento ha dado permiso para que, durante los próximos dos años, las 35 mezquitas de la ciudad puedan servirse de este medio entre las 12:00 y las 15:00 horas, de manera que mediante altavoces convenientemente instalados en los edificios, se proclamará a los cuatro vientos: el muecín gritará ‘Allahu akbar’ (Alá es grande) y “Testifico que no hay más dios que Alá”, seguido de la invitación a venir a la oración.
La alcaldesa de Colonia, Henriette Reker, de 64 años e independiente, ha celebrado este ‘proyecto piloto’ en Twitter como una «señal de respeto». Después de todo, cada viajero es «recibido por la catedral y acompañado por las campanas de la iglesia». Como una ciudad cosmopolita, Colonia ahora también quiere proteger los «intereses religiosos legítimos» de los musulmanes, ha defendido, aunque los expertos en el Islam de la ciudad acusan a Reker de ignorar el verdadero problema. «No se trata de ‘libertad religiosa’ o ‘diversidad’, como afirma la alcaldesa Reker», dice el experto en integración Ahmad Mansour, «los gestores de las mezquitas lo que quieren es visibilidad. Ellos celebran la llamada del almuecín como una demostración de poder sobre los vecindarios». Reker responde a los críticos que «cualquiera que dude de esto cuestiona la identidad de Colonia y nuestra convivencia pacífica».
La más grande mezquita de Alemania fue inaugurada en 2018 en Colonia por Recep Tayyip Erdoğan, el presidente de Turquía, país que financia la llegada de predicadores musulmanes a toda Alemania. La controvertida mezquita Ditib, en Ehrenfeld, cuyos minaretes miden 57 metros de altura y cuya imagen se difunde en fotografías de perspectiva inclinada, para que parezcan más altas que la Catedral, al fondo de la imagen, ya desató un debate a nivel nacional sobre el tamaño y la importancia del edificio. Sus dimensiones y gestión de imagen apuntan a un uso propagandístico por parte de Erdogan de cara a la abundante población de origen turco en Alemania. El permiso ahora concedido para que la llamada a la oración de los almuecines se escuche en el cielo de Colonia, es la respuesta particular de Reker a la oposición que hasta ahora ha mantenido la vecina Baviera. El subsecretario general de los socialcristianos bávaros, Florian Hahn, recuerda que «en Baviera no queremos este tipo de experimentos. No forman parte de nuestra tradición occidental. Además, las llamadas públicas a la oración no son necesarias para practicar la religión islámica».
En Colonia viven más de 120.000 católicos junto a más de 500.000 cristianos. La llamada de los almuecines está permitida en otras ciudades de Alemania, pero apenas se practica, por cuestiones prácticas, excepto en mezquitas salafistas. «Dentro de la comunidad islámica en Alemania hay varias tendencias y las más extremistas son las únicas que reivindican esta práctica medieval, que no es obligatoria y que resulta innecesaria para el rezo en la actualidad», explica la profesora de Ciencias Islámicas y fundadora de la Asociación de Musulmanes Liberales de Alemania Lamya Kaddor, «de manera que se trata más de una manifestación política que religiosa».