El presidente Bukele anunció ayer, en el cierre del evento Feel The Bit 2021, la creación de una urbe dotada con áreas de entretenimiento, restaurantes, aeropuerto, puerto y tren como oda al
Bitcoin
. Recordemos que esta moneda virtual es de curso legal en El Salvador. La pequeña nación centroamericana tiene un tercio de sus 6,5 millones de ciudadanos viviendo en Estados Unidos y que les conforma como la población mayoritaria, tras México, que más ha emigrado a la superpotencia en busca de mejores oportunidades con un 32,2 % de los salvadoreños sumido en la pobreza.
Un indicador del que el delirante Nayib Bukele, de apenas 40 años, intenta zafarse imponiendo el Bitcoin desde septiembre pese a que preside una nación insertada en un clúster con baja conectividad a la red, donde el 28 % de la población rural no puede acceder a internet. Pero, los anuncios grandilocuentes arrasan personificados en el mandatario que se presenta como estrella del rock -recordemos que se autoproclamó «dictador de El Salvador» en su cuenta de Twitter para poco después cesar a jueces sexagenarios sustituyéndolos por afines- con el anuncio de la creación de una ciudad sostenible a los pies del volcán Conchagua, al sureste de la nación centroamericana en el Golfo de Fonseca, del que se nutrirá como fuente minera para suministrar la ingente necesidad de energía eléctrica y minera que conlleva el Bitcoin.
Si se tuviera en cuenta a la criptomoneda como un país, sólo 30 naciones lo superarían en el consumo energético por detrás de México y Noruega. De ahí la necesaria autoeficiencia ya que todo El Salvador consume seis teravatios/hora entretanto la moneda favorita de Bukele, y de la que es adepto Elon Musk de Tesla, alcanza los 121 teravatios/hora.
Esta nueva población estará carente de impuestos, salvo el IVA que destinará a infraestructuras y mantenimiento municipal, postulándose para atraer inversión extranjera. Sin embargo, corre el riesgo de convertirse en un paraíso fiscal para lavar el dinero del crimen organizado proveniente de la evasión tributaria y el narcotráfico.
Una iniciativa que desvía la atención de las manifestaciones del pasado 17 de octubre en las que cuatro mil de salvadoreños salieron a la calle en contra de las políticas de Bukele por la falta de transparencia, las cifras de desaparecidos, los feminicidios y la adopción del Bitcoin como moneda de curso legal con fondos estatales que consideran una «deriva autoritaria». Una iniciativa discutible por la volatilidad de la moneda virtual que se ha apreciado, por ahora, en más del 30% desde su implementación en El Salvador por lo que se ha conseguido crear el primer hospital veterinario público y 20 escuelas. Haciendo caso omiso, autoridades gubernamentales, acusadas por organismos internacionales de ir contra la independencia de poderes, han instaurado otros proyectos pilotos en minería del Bitcoin como la planta geotérmica del volcán Tecapa.