Los hondureños dieron un portazo al oficialismo encabezado por el presidente Juan Orlando Herández. En un revés inédito —y a pesar de todas las campañas en contra—, Honduras da un inédito giro a la izquierda y deposita su confianza en Xiomara Castro, la aspirante presidencial del Partido Libertad y Refundación (Libre). Con menos de la mitad de las actas escrutadas, Castro lleva una amplia delantera frente a sus contrincantes, sumando un 53,44% de los votos a la medianoche.
Los simpatizantes del partido Libre han salido a las calles a celebrar lo que muchos dan como una victoria. Una cargada de esperanza. Una que no perdonaría otra decepción. Con el cambio de régimen, y tras 12 años de gobierno del Partido Nacional, Castro se convertiría en la primera presidenta de ese país. Llegaría tras prometer poner fin a los problemas endémicos de Honduras: el narcotráfico, la corrupción y los escuadrones de la muerte.
Los hondureños —de momento— celebran los resultados al grito de «se van», en alusión al presidente Hernández, quien está por abandonar su mandato con graves acusaciones de narcotráfico. El futuro de Hernández también es incierto, pues dejar la presidencia significa abandonar su inmunidad legal. Fiscales de Estados Unidos lo acusan de conspirar en el juicio de su hermano, Tony Hernández, quien enfrentó un proceso por narcotráfico en dicho país.
Dos candidatos se proclaman vencedores
Nasry Asfrura, candidato del Partido Nacional y el mayor competidor de Castro también se ha proclamado ganador. Sin embargo, solo ha obtenido un 34,01% de los votos. Tanto Castro como Asfura se han declarado vencedores en una acción que podría dificultar la aceptación de los resultados. Castro, por su parte, ha dicho que ha llegado el fin de los doce años del Partido Nacional y de Hernández, quien deja un legado opaco en uno de los países más violentos de América, y el segundo más pobre después de Haití.
«¡Gracias pueblo! Revertimos 12 años de lágrimas y de dolor en alegría. El sacrificio de nuestros mártires no fue en vano. Iniciaremos una era de prosperidad de solidaridad por medio del diálogo con todos los sectores, sin discriminación y sin sectarismo», tuiteó la candidata presidencial. Las elecciones de Honduras estuvieron marcadas por un clima de polarización y resquemores. El miedo a nuevos disturbios, como los de 2017 tras la reelección de Hernández, provocaron que los negocios colocaran barricadas y sellaran con láminas de metal las ventanas. El Partido Nacional tildó a Catro de comunista, en una de las campañas más confrontativas que ha tenido el país.
La mujer que le daría un revés a la política hondureña es esposa de Manuel Zeleya, quien recibió un golpe de Estado en 2009, tras dejar el liberalismo y adoptar una postura izquierdista. Después de haber intentado dos voces llegar a la presidencia, todo hace indicar que esta tercera lo logrará.
Datos preliminares del Consejo Nacional Electoral calculan que la participación ciudadana rondó por el 68%, una de las cifras más altas en la historia reciente. Los centros de votaciones estuvieron abarrotados de personas, en su mayoría jóvenes.
La jornada electoral
Al inicio de las votaciones algunos centros abrieron con retraso. La Red por la Equidad Democrática en Honduras (REDH) informó que el 64% de las juntas abrieron entre las 7:10 y 8:00 de la mañana. Por su parte, el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep) recalcó que en al menos diez sectores del país, el 27.2% de los centros no contaban con todos los miembros propietarios al momento de iniciar la votación.
Medios y políticos rompieron el silencio electoral que manda la legislación en Honduras, al proclamarse ganadores antes de las tres horas hábiles del Consejo Nacional Electoral para emitir resultados. Pese a todas estas contrariedades, La Misión de Observación Electoral de la Unión Europea (Moeuh), confirmó en un primer comunicado la «alta participación» de votantes. «Una vez más abogamos por elecciones libres, limpias y en paz y para que esta jornada electoral siga siendo pacífica y sin violencia, así como los próximos días», declaró Zeljana Zovko, jefa de misión de la Moeuh.
Las primeras felicitaciones a Castro fueron de parte del presidente venezolano Nicolás Maduro, quien le dedicó un tuit a la candidata. Maduro es uno de los mandatarios que mantienen un régimen autoritario en la región, y se niega a dejar el poder como sus homólogos de Cuba y Nicaragua. Este acercamiento podría significar un nuevo respaldo a favor de estos regímenes, acusados de cometer graves violaciones a los derechos humanos contra su población.
Los resultados finales serán dados por la tarde de este lunes, cuando se obtenga el 100% de las boletas escrutadas.