Tanto los liberales del FDP como Los Verdes están a favor de legalizar el cannabis y «venderlo en tiendas especializadas autorizadas». Los socialistas del SPD aboga por una «tarifa regulada» para los adultos, en proyectos piloto. Es uno de los puntos de la negociación que más papeletas tienen para terminar en el texto del acuerdo de la coalición de gobierno de izquierdas y los sindicatos policiales están alarmados. El presidente del sindicato de policías (GdP), Oliver Malchow, advirtió ayer que no tiene sentido abrir la puerta a otra droga «peligrosa y a menudo trivializada».
«Habría que terminar con esa idea de pasar por alto el porro», dijo en una entrevista con el diario Neue Osnabrücker Zeitung, recordando que «el consumo de cannabis puede provocar considerables problemas de salud y conflictos sociales, especialmente entre los jóvenes». También el presidente de la Unión de Policía Alemana (DPolG), Rainer Wendt, reconoció que teme las consecuencias «fatales, especialmente en el tráfico rodado». «Los accidentes con heridos ya se están produciendo una y otra vez debido al consumo de cannabis y se multiplicarán sin que todavía se hayan desarrollado efectivos métodos de control y normativas de sanciones». Señaló además que «su composición no se puede controlar» y que «será una medida muy negativa para los jóvenes».