El Gobierno británico ha exigido este martes a la Unión Europea un «nuevo» protocolo para las dos Irlandas que reemplace el acordado hace menos de un año porque, sostiene, «no funciona» y fue redactado «a toda prisa», en lo que representa un nuevo desafío a Bruselas, que el miércoles presentará una propuesta para simplificar el actual en un intento por convencer a Londres de que cumpla lo pactado.
«¿Qué le cuesta a la UE poner un nuevo protocolo en marcha? En nuestra opinión, muy poco», ha defendido el ministro británico para el Brexit, David Frost, en un discurso pronunciado en Lisboa durante el que ha anunciado el envío de un «nuevo texto legal» a los socios de la UE con cambios sustanciales en el régimen para el Úlster.
Reino Unido se niega a cumplir las salvaguardas previstas en el acuerdo del Brexit en lo que afecta al control de mercancías de Gran Bretaña a Irlanda del Norte, a pesar de que fue condición acordada con la UE para evitar tener que reintroducir una frontera visible entre Irlanda e Irlanda del Norte que pudiera dañar los Acuerdos de Paz de Viernes Santo.
El Ejecutivo comunitario, por su parte, que inició un expediente sancionador contra el Gobierno británico por este incumplimiento había anunciado para el miércoles una propuesta con soluciones «creativas y sólidas» que ayudaran a los norirlandeses a cumplir las exigencias del protocolo.
El vicepresidente de la Comisión responsable de las relaciones con Reino Unido, Maros Sefcovic, dejó claro en un discurso la semana pasada que la UE en ningún caso aceptará renegociar el protocolo existente, pero que sí hay voluntad por hallar soluciones «pragmáticas» que desbloqueen la situación.
Agilizar trámites
Entre las claves que apuntó tras visitar la región, Sefcovic dijo ser consciente de la necesidad de agilizar los trámites para el comercio entre el este y el oeste, de simplificar algunas medidas fitosanitarias y corregir los problemas de suministro de medicamentos de Gran Bretaña a Irlanda del Norte, así como cuestiones que afectan a los controles aduaneros.
Pero Londres se ha adelantado a la presentación detallada de la propuesta y ha avisado de que el protocolo en su forma actual «no funciona», es la «principal fuente de desconfianza» entre europeos y británicos y por ello «debe cambiar».
Frost, quien ha sugerido que la insistencia de la UE en no renegociar las salvaguardas es para demostrar que el Brexit ha sido perjudicial, ha recalcado además que Irlanda del Norte «no es territorio de la UE», sino que es responsabilidad británica preservar la paz y la prosperidad en el territorio, «lo que podría implicar usar el artículo 16 si fuera necesario».
De este modo, el Gobierno británico amenaza de nuevo a los Veintisiete con hacer uso del artículo previsto en el Tratado negociado entre la UE y Reino Unido para suspender las disposiciones del acuerdo marco de la relación mutua.
Aunque el ministro británico no ha dado todos los detalles del documento remitido a Bruselas sí ha apuntado algunos elementos que contiene y que para la Unión Europea son de salida inaceptables, por ejemplo crear un mecanismo de resolución de disputas que deje fuera al Tribunal de Justicia de la UE.
Primera ronda sobre Gibraltar
El último pulso británico ha coincidido en el tiempo con el cierre de la primera ronda de negociaciones que la UE y Reino Unido han mantenido para buscar un acuerdo sobre el marco de relaciones que los europeos establecerán con Gibraltar, territorio al que no se aplican las disposiciones del acuerdo post Brexit.
Se ha tratado de una primera toma de contacto «a nivel técnico» entre los equipos negociadores con la vista puesta en alcanzar un acuerdo antes de que acabe el año, para lo que se han previsto al menos otras tres rondas (dos en noviembre y una en diciembre).
Las partes confían en una negociación sin grandes tensiones porque Madrid y Londres ya sentaron las bases del marco futuro en un pacto interino la pasada Nochevieja para evitar el caos post Brexit, si bien quedan asuntos delicados por definir, como el papel de la agencia europea de control de fronteras (Frontex) en el control de pasajeros y mercancías en el aeropuerto y puerto de Gibraltar.
La Unión Europea ve con buenos ojos la voluntad de España y Reino Unido de dejar caer la Verja para facilitar el paso terrestre sin barreras físicas, pero le preocupa los controles en el aeropuerto y puerto y la vigilancia de las aguas adyacentes porque el Peñón se mantendrá fuera del espacio Schengen y de la Unión Aduanera común.
Por su parte, Gibraltar se ha mostrado «satisfecho» con los progresos alcanzados en esta primera ronda de conversaciones. «Aunque las partes han presentado sus respectivos y a veces contrarios puntos de vista sobre la mejor manera de aplicar el acuerdo, los intercambios pertinentes se han llevado a cabo con un espíritu mutuamente constructivo y positivo», han indicado las autoridades en un comunicado. «Estamos deseando continuar con este proceso en las futuras rondas de conversaciones en las semanas venideras», han resaltado.
La propuesta inicial de la Comisión Europea de que las autoridades españolas asumieran ese control irritó a Reino Unido, que avisó que no aceptaría negociar sobre esa base porque socavaría su soberanía.
Tras negociaciones entre las capitales de los Veintisiete, el mandato introdujo algunos cambios como la referencia expresa del «interés» mostrado por España para solicitar a Frontex la asistencia durante un periodo de cuatro años para realizar esas labores de control, con el objetivo de contentar a la parte británica.
Además, la tensión entre Reino Unido y la UE por el incumplimiento sistemático de los británicos del protocolo irlandés y la resistencia de Londres a conceder a Francia todas las licencias de pesca pactadas para su flota en el acuerdo post Brexit han enrarecido los contactos, a pesar de que las dos partes insisten en que se trata de procesos paralelos.