Los demócratas de la Cámara de Representantes han detallado sus propuestas de subidas significativas de impuestos dentro de sus esfuerzos para costear planes ambiciosos de gasto social e infraestructuras. Las subidas, que afectan en su gran mayoría rentas altas y empresas, suponen un desmantelamiento de la política fiscal del expresidente Donald Trump, que bajó los impuestos de manera transversal, pero con incidencia especial en esos contribuyentes.
Los planes fueron presentados por los demócratas que integran el comité de Control de Presupuestos de la cámara baja y servirán para pagar el gasto de 3,5 billones de dólares en una década que impulsan el presidente de EE.UU., Joe Biden, y sus aliados en el Congreso. El aumento fiscal, sin embargo, es algo más modesto de lo que quería Biden, con la esperanza de contentar a los demócratas más moderados ante las exiguas mayorías que el partido tiene en las Cámara de Representantes y en el Senado.
Para empezar, el máximo impositivo para individuos pasará del 37% al 39,6% a partir del año que viene. La subida afectará solo a las rentas de más de 400.000 dólares al año, o 450.000 dólares para matrimonios.
De forma adicional, habrá un incremento del 3% en la fiscalidad de aquellos -ya sea individuos o parejas- con una renta por encima de los cinco millones de dólares.
El tipo máximo para ganancias de capital pasará del 20 al 25%. Con cambios sobre impuesto anterior derivado del ‘Obamacare’ -el programa de atención sanitaria pública impulsado por Barack Obama-, para inversiones de capital, que era del 3,8%, el tipo se elevará hasta el 28,3% para esas ganancias de capital.
Despegue económico
La propuesta también incluye la desaparición de muchas deducciones de las que se podían beneficiar las rentas altas y las empresas. Estas, además, verán el impuesto de sociedades crecer del 21% al que lo bajó Trump al 26,5%, algo por debajo del 28% que quería Biden, pero por encima del 25% que exigían algunos demócratas moderados del Senado.
El plan también aumentará la fiscalizad sobre las ganancias en el extranjero de las compañías, que pasará del 10,5% al 16,6%. De nuevo, por debajo del 21% que propuso la Administración Biden.
Las propuestas serán combatidas por fuerza por los ‘lobby’ y por los republicanos, que aplaudieron la reforma fiscal de Trump como una de las claves para el despegue económico de EE.UU. en la segunda mitad de su mandato, hasta el impacto de la crisis del Covid-19. En su opinión, el aumento de la presión fiscal perjudicará a la recuperación económica y a la estabilización del mercado laboral, que todavía no ha recuperado cinco millones de los puestos de trabajo que perdió en la primavera del año pasado, con la llegada de la pandemia.