Según el último estudio sociológico de la Fundación para la innovación política (FPIP), obreros, clases populares y franceses con dificultades económicas han girado a la derecha o las extremas derechas, alejándose de todos los partidos de izquierdas, ecologistas incluidos.
Según la última edición del estudio «2022. El riesgo populista en Francia», realizado por FPIP, el 60 % de los obreros y empleados franceses dicen estar «seguros» o «bastante seguros» de votar a un candidato conservador; y solo un 36 % se dicen seguros o bastante seguros de votar a algún candidato de izquierda, socialista, comunista, ecologista o de extrema izquierda, en la primera vuelta de la elección presidencial, el próximo mes de abril.
Según el mismo estudio, el 62 % de los franceses sin diploma, el 60 % de los franceses que tienen “problemas para llegar a fin de mes” y el 62 % de los franceses cuyo nivel de vida se ha degradado se dicen seguros o bastante seguros de votar a la derecha en la primera vuelta de la elección presidencial. Entre esas mismas categorías sociales, solo el 29 %, el 36 %, el 41 % y el 30 % anuncian su intención de votar a las izquierdas.
Se trata de la confirmación de un histórico giro a la derecha de la sociedad francesa, donde el centro derecha de Emmanuel Macron, la extrema derecha de Marine Le Pen, la extrema derecha de Éric Zemmour y el candidato o candidata de la derecha tradicional que sea elegido a primeros de diciembre por el partido Los Republicanos (LR, derecha tradicional), son los candidatos favoritos en todos los sondeos de opinión, en detrimento de los candidatos de izquierda, Anne Hidalgo (socialista), Jean-Luc Mélenchon (extrema izquierda) y Yannick Jadot (ecologista) y Fabien Roussel (comunista), minoritarios o muy minoritarios.
Dominique Reynié, director de FPIP, y profesor en Sciences Po., la escuela de las elites políticas francesas, analiza el proceso de este modo: «Francia es hoy de derechas como no lo era desde hace mucho. Y ese giro tiene muchos rostros: en el posicionamiento voluntario en el eje izquierda / derecha tradicional; y en las preocupaciones nacionales, donde es mayoritaria la inquietud ante la inmigración, la seguridad y el islam. Al mismo tiempo, ese giro a la derecha no tiene un reflejo en la oferta de la derecha organizada, capaz de representar esa tendencia de la opinión. Ha aparecido una diversidad de sensibilidades conservadoras, cuando el único partido de la derecha tradicional todavía no ha nombrado a su candidato a la elección presidencial».