La lejía no sirve para blanquear las tiranías. El régimen de Nicolás Maduro no logró lavarse la cara para obtener la certificación internacional de las elecciones regionales del pasado domingo 21 para que le suspendan las sanciones que afectan a su gobierno.
Aunque el chavismo arrasó en los comicios, los resultados oficiales, aún no definitivos, señalan que el chavismo se hizo con 19 de las 23 gobernaciones y la Alcaldía de Caracas, esperando por el recuento de votos de Barinas, el feudo de la familia de Hugo Chávez, que el opositor Freddy Superlano se atribuye la victoria.
Por su lado a la oposición no le fue tan mal al ganar 123 de las 335 alcaldías. Este 37% es una recuperación y ganancia alentadora pues venía con menos de 30 municipios hasta ahora.
Y es que a Maduro haber invitado a los observadores de la Unión Europea (UE), de las Naciones Unidas y del Centro Carter, (en total unos 300 veedores) y del ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero
, no le ayudó mucho para conseguir la certificación internacional y con ello la suspensión de las sanciones económicas que pesan contra su gobierno.
Tampoco la participación de la oposición, concretamente los partidos de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), logró legitimar la tiranía madurista. Lo que sí puso en evidencia es una larga lista de irregularidades, abusos, ventajismos, atropellos de un sistema electoral viciado y fraudulento, que los observadores pudieron constatar con sus propios ojos.
Isabel Dos Santos, jefa de la misión de la UE, concluyó que no había garantías electorales y en la página nueve de su informe detalla que en tres estados los candidatos chavistas coaccionaban a los electores con las vacunas anti Covid, bolsas de alimentos y otras prebendas para que votaran por los candidatos chavistas.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, acusó al gobierno de Maduro de realizar unas elecciones regionales viciadas que “sesgaron el proceso” para digitar el resultado a favor de su partido. Así, Washington rechaza los comicios, aún con la presencia de observadores de la Unión Europea. En contrapartida, la ALBA y los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Bolivia felicitaron al chavismo.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, criticó con dureza el resultado de los escrutinios del proceso electoral regional efectuado el pasado domingo 21 de noviembre. Entre otras consideraciones, manifestó que el régimen de Nicolás Maduro continúa encarcelando y persiguiendo a opositores políticos, supuestos opositores y miembros de la sociedad civil. Y que se impone una supresión de la libertad de prensa y una ausencia del Estado de derecho”.
La comunidad internacional ha dejado en claro que el gobierno interino que dirige Juan Guaidó continuará en ejercicio hasta que cese la usurpación de Maduro en el poder, es decir, hasta unas elecciones presidenciales libres, justas y democráticas.
Por su lado Rusia salió a defender a Maduro. La ministra de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zajárova dijo este jueves que “ciertos países intentan poner en tela de juicio” la legitimidad de las elecciones municipales y regionales que se efectuaron en Venezuela el 21 de noviembre.
En su twitter, la Cancillería de Rusia escribió: «Ciertos países intentan poner en tela de juicio su legitimidad. Vemos en esto una aspiración políticamente motivada a desestabilizar la situación en Venezuela».
La fragmentación de la oposición.
El promotor principal de la participación de la oposición con la tarjeta MUD fue el ex gobernador de Miranda, Henrique Capriles. Aclaró que no iban a legitimar a Maduro sino recuperar los espacios políticos que han sido secuestrados por el chavismo.
El que los diferentes grupos de la oposición subieron de 30 a 123 alcaldías (37%) que comparten la MUD y la Alianza Democrática (una coalición integrada por opositores que se han aliado a Maduro conocidos por los alacranes) es un gran avance.
En estas elecciones han aflorado las profundas divisiones que tiene la oposición venezolana que se pueden agrupar en dos grandes tendencias con sus matices internos. Los abstencionistas entre moderados como en el caso de Juan Guaidó y los radicales como María Corina Machado, y los participantes en elecciones como en el caso de Capriles y la Alianza Democrática integrada por los opositores aliados de Maduro.
Capriles señala que nadie es “dueño de la oposición “ fragmentada mientras que Guaidó afirma que “no es momentos de pelear entre opositores y tampoco de repartir culpas” pero sí pide respeto a los ciudadanos que fueron a votar el domingo.