Miles de inmigrantes se hacinan bajo un puente que conecta las localidades de Del Río, Texas y Ciudad Acuña, en México, en un campamento improvisado sin las condiciones de sanidad y seguridad más elementales, y bajo un intenso calor que supera los 40 grados, agravando la crisis migratoria a la que se enfrenta la Administración de Joe Biden.
El alcalde de Del Río, Bruno Lozano, dijo a los medios que a la madrugada del jueves había bajo el puente 10.500 inmigrantes, una cifra que aumentó en 2.000 en apenas 24 horas, según informa Reuters. Los inmigrantes son en su mayoría haitianos, pero también hay cubanos, venezolanos y nicaragüenses.
El número de inmigrantes detenidos tras cruzar la frontera de forma ilegal ha alcanzado el punto máximo de las pasadas dos décadas, con 195.000 arrestos solo en el mes de agosto, según las últimas cifras oficiales. En principio, los cruces fronterizos por tierra están prohibidos por la pandemia de coronavirus, salvo por razones de emergencia.
El hacinamiento en Del Río ha provocado tensión entre la Casa Blanca y el gobernador de Texas, Greg Abbott. Este último dijo el jueves que había ordenado a los policías estatales y a la Guardia Nacional de Texas cerrar seis puntos de entrada a lo largo de la frontera sur a petición de la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza. Después se desdijo, y la mencionada agencia negó haber pedido nada.
Según el shérif del condado donde se encuentra la localidad de Del Río, Joe Frank Martínez, alrededor del 70% de los inmigrantes son de Haití, un país que ha sido golpeado por el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio y un terremoto de magnitud 7.2 en agosto que destruyó miles de hogares.
Esos inmigrantes tratan de entregarse para pedir asilo, pero los agentes fronterizos les dan un acuse de recibo y les envían de vueltas. Por eso se hacinan bajo el puente de cruce fronterizo.