Portugal pierde al histórico expresidente portugués Jorge Sampaio, que ha fallecido a los 81 años a las afueras de Lisboa este viernes 10 de septiembre. El que fue ecuánime alcalde socialista de la capital del fado dejó después su impronta de consenso durante 10 años al frente de la presidencia de la República, por eso su deceso ha derivado en un gran impacto al otro lado de la frontera.
Las dificultades respiratorias se unieron a su insuficiencia cardiaca para dibujar un difícil cuadro médico, lo que le obligó a dejar su estancia veraniega en el Algarve para ser trasladado al hospital de Santa Cruz, en la zona lisboeta de Carnaxide.
Con él viajaron sus logros políticos y su talante, que había dejado huella por su característica capacidad para llegar a acuerdos con otras fuerzas políticas ya que el diálogo era su principal axioma.
Ascendió a líder del Partido Socialista en 1989 y, a partir de ahí, la elegancia de sus formas se fue abriendo hueco hasta suceder a Mario Soares en el Palacio de Belém. Una etapa dividida en dos, en vista de que los mandatos presidenciales abarcan cinco años en Portugal y él se extendió desde 1996 hasta 2006. Ejerció al mismo tiempo que José María Aznar era presidente del Gobierno en España, aunque en los dos últimos años coincidió con su coetáneo socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
Salto a organismos internacionales
Pero, después de su periodo presidencial, Sampaio dio el salto a los organismos internacionales, en los que continuó sembrando concordia. Así, se erigió en enviado especial de la ONU para la Lucha contra la Tuberculosis y alto representante de Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones entre 2007 y 2013.
Su última misión tenía que ver con la Plataforma Global para los Estudiantes Sirios, que se puso en pie ocho años atrás con la intención de reimpulsar la formación académica de los jóvenes de ese país tras estallar el desastre humanitario que llevó a miles de refugiados a salir de allí.
Pudo recordar así Jorge Sampaio su rodaje universitario en el momento en que la
Revolución de los Claveles
cambió la faz de Portugal, cuando él cogía experiencia en formaciones del arco izquierdista antes de adherirse a las filas socialistas en 1978, atraído por la figura inconmensurable de Mario Soares.
Se contextualizan de esta forma los galones políticos de un expresidente muy apreciado por los portugueses, como rememoró el actual inquilino del sillón, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa.