Rusia, país que hace tiempo viene abogando por evitar a toda costa la militarización del cosmos, ha sido precisamente la primera que ha creado una amenaza seria de seguridad para los tripulantes de la Estación Espacial Internacional (ISS) al destruir un satélite propio con un misil en un ensayo hasta ahora insólito. Así lo denuncia Estados Unidos, en donde han calificado de «irresponsable» la actitud de Moscú.
La agencia espacial rusa, Roskosmos, emitió hoy un comunicado evitando confirmar o desmentir las acusaciones de Washington en relación con la prueba realizada por las Fuerzas Espaciales rusas, que destruyeron un satélite propio con un cohete. Esta prueba causó una enorme eclosión de fragmentos y basura especial que están poniendo en peligro a la ISS.
Sin hacer referencia alguna al disparo de misiles en el espacio, Roskosmos admite la aparición súbita de «basura especial» y expresa el temor de que pueda ser nociva para los aparatos actualmente en vuelo en la órbita terrestre. Señala que continuarán monitoreando la situación a fin de «prevenir posibles amenazas para la Estación Espacial (…) la seguridad de su tripulación es para nosotros la máxima prioridad».
Al mismo tiempo, la agencia espacial rusa pide trabajar de forma conjunta para garantizar la estabilidad en el espacio. «Sólo los esfuerzos conjuntos de todas las potencias espaciales podrán garantizar una coexistencia lo más segura posible en el ámbito espacial», se subraya en la nota.
El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, alertó ayer lunes que «Rusia llevó a cabo de manera irresponsable una destructiva prueba de misiles antisatélite de ascensión directa contra uno de sus propios satélites». Según sus palabras, el ensayo ruso «generó más de 1.500 desechos orbitales rastreables y cientos de miles de pedazos más pequeños de fragmentos orbitales que ahora amenazan los intereses de todas las naciones». Detalló que la ISS «se ve expuesta cada 90 minutos a la nube de escombros cósmicos».
Adoptar medidas
Lo cierto es que tal situación hizo que los siete tripulantes de la Estación Espacial, cuatro estadounidenses, dos rusos y un alemán, se vieron obligados a refugiarse en las naves en las que llegaron, acoplados al complejo orbital listos para una posible evacuación de emergencia. Blinken advirtió que EE.UU., junto con otros países aliados, podrían adoptar medidas «para responder a esta acción irresponsable».
El director de la NASA, Bill Nelson, también reaccionó a lo sucedido y se declaró «indignado». «Con su largo historial de vuelos espaciales tripulados, es impensable que Rusia ponga en peligro, no solo a los astronautas estadounidenses e internacionales en la ISS, sino también a sus propios cosmonautas y a los chinos en su estación», manifestó a través de una nota de prensa.
El portavoz del Pentágono, John Kirby, por su parte, llamó la atención sobre el hecho de que Rusia «parece querer desarrollar lo que podría representar una amenaza, no solo para nuestros intereses de seguridad nacional, sino también para otras naciones que realizan misiones espaciales». Según Kirby, Moscú no avisó a nadie de que llevaría a cabo tal ensayo. También el Ministerio de Defensa británico ha condenado lo sucedido.