Ryszard Legutko, portavoz en el Parlamento Europeo del partido polaco en el poder (PiS, Ley y Justicia), estuvo esta semana en Madrid para hablar de la ‘corrección política’ en el 23 Congreso de Católicos y Vida Pública en el CEU. No cabe duda de que vive lo que predica. Profesor de filosofía, editor en la clandestinidad en la era comunista, exministro de Educación y actualmente eurodiputado y copresidente del bloque conservador en el Parlamento Europeo, Ryszard Legutko, de 71 años, está curtido en la polémica.
—¿Cómo valora la situación en la frontera de Polonia con Bielorrusia? ¿Existe riesgo de una escalada y un empeoramiento de la crisis?
—El riesgo es alto, pero creo que estamos controlando la situación con la construcción del muro y las alambradas. Contamos con el apoyo de la mayor parte de la población y de muchos gobiernos. Las instituciones de la Unión Europea dudaron al principio, pero ahora son conscientes del riesgo real de una entrada masiva de inmigrantes ilegales.
—Su primer ministro, Morawiecki, se reunió esta semana con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y este se mostró favorable a una financiación directa de las alambradas desde Bruselas, pese a los comentarios negativos que hizo en su día la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula Von der Leyen. ¿Está dando la Comisión Europea signos de flexibilidad?
—No creo que se pueda hablar de flexibilidad. Charles Michel representa a los jefes de gobierno de los 27, y por tanto siempre es más receptivo a lo que los Ejecutivos pidan, mientras que la Comisión representa la ‘ideología europea’. La presidenta Von der Leyen no es una personalidad fuerte y se pliega fácilmente a esa corriente interna.
—Una de las críticas que les formulan desde la Comisión Europea es que Polonia está usando al ejército para impedir la entrada de los ilegales, en vez de los mecanismos previstos por la agencia europea Frontex y sus agentes especializados…
—Frontex es una organización que apenas tiene un par de personas en sus oficinas en Varsovia. No podemos apoyarnos en ella para afrontar el problema de la frontera; es un complemento útil, pero en este caso simbólico. Si queremos afrontar adecuadamente la situación tenemos que usar los medios de que disponemos en Polonia.
—Algunos subrayan lo irónico de que Polonia, que tiene varios contenciosos abiertos con las instituciones de la UE, esté ahora necesitada de su ayuda y pidiendo colaboración.
—En primer lugar, no estamos pidiendo ayuda. Lo que decimos es que estamos defendiendo una frontera exterior de la Unión, y por una vez Bruselas podría hacer algo útil en nuestro favor. El problema es que la Unión Europea no hace nada gratis, y no queremos que se nos diga «Aquí tenéis la ayuda, ahora tenéis que escucharnos». En otras palabras, no creemos en las intenciones sinceras y nobles de la UE.
«El principal objetivo de la Comisión Europea de Ursula von der Leyen es derribar el Gobierno polaco»
—Alemania está muy preocupada por la crisis en la frontera polaca con Bielorrusia, y esta semana la canciller Merkel llamó a Putin para pedirle que interceda ante Lukashenko. ¿Fue una acción coordinada con Varsovia?
—Fue una decisión personal suya, que hizo sin consultar a otros, como es lo habitual en la Cancillería alemana. No creo que esa llamada haya contribuido a resolver el problema.
—Ustedes también creen que los miles de inmigrantes traídos de Oriente Próximo quieren pasar a Polonia, pero la mayoría pretenden seguir hasta Alemania…
—Sí, eso es lo que concluimos porque gritan «¡Alemania, Alemania!» al otro lado de la verja. Pero no sabemos qué es lo que pretenden en realidad. Los alemanes sí parecen satisfechos con el hecho de que el conflicto lo resuelva la Policía polaca.
—Pero hace poco ofrecieron a Varsovia enviar policías fronterizos para hacer patrullas conjuntas en la frontera con Bielorrusia
—Eso es inviable. Desde un punto de vista político no es fácil contemplar la posibilidad de que haya militares alemanes en suelo polaco.
—Algunos analistas creen que Polonia está poniendo a Bruselas en una situación muy incómoda. La Comisión Europea quiere sacar del poder al Gobierno que controla el partido conservador Ley y Justicia. pero también desea resolver el conflicto en la frontera exterior. ¿Cree que este puede ser el comienzo de una amistad?
—No lo creo. En mi opinión el principal objetivo de la Comisión Europea es derribar el Gobierno polaco, y eso explica su tibieza en esta crisis fronteriza. Bruselas se ha comportado hasta ahora de una manera brutal en todas sus decisiones relacionadas con el Ejecutivo de Varsovia y en general con Polonia.
—La Comisión afirma que se limita a exigirles compromisos adoptados al ingresar en la UE, o sentencias del Tribunal de Justicia de la UE…
—Lo que nos piden en lo relativo a suprimir la Cámara disciplinaria de los jueces es inaceptable. ¡Están diciendo al primer ministro polaco que haga cosas que no son de su competencia, sino del poder judicial! Lo que nos pide la presidenta de la Comisión es un ejemplo de matonismo por parte de Bruselas, que pasa por alto nuestros principios y nuestras instituciones. Y lo mismo se aplica al Tribunal de la UE: no hay ningún artículo en los tratados de la UE que le dé competencias para organizar nuestro sistema judicial.
—El Constitucional polaco abrió hace poco otro frente de lucha con su sentencia sobre la prioridad de la ley polaca sobre la europea. ¿Llegarán en ese terreno a algún consenso?
—Lo que dijo el Constitucional polaco no difiere de lo que han dicho otros tribunales similares en otros países de la Unión. El asunto es muy simple: no existe ninguna referencia en los tratados a la ‘primacía de la ley europea sobre la nacional’. Lo que sí dicen es que en los asuntos en los que la UE tiene competencias exclusivas es lógico que las legislaciones y tribunales nacionales las acaten.
—¿Por qué insiste tanto su Gobierno en que Bruselas y las instituciones comunitarias están invadiendo competencias que no son suyas? ¿Puede poner algún ejemplo?
—-Para empezar su insistencia en rehacer el sistema judicial polaco según su criterio. Hace poco el Tribunal de Derechos Humanos de la UE admitió que en otros países y no solo en Polonia también hay jueces nombrados por el poder político -el Parlamento-, pero «son países con una cultura legal bien desarrollada». ¡Por favor!
—Además del terreno judicial, ¿por qué Polonia denuncia intrusionismo comunitario en otros ámbitos?
—No quiero hablar del Parlamento Europeo, que cada semana ofrece una propuesta aún más descabellada que la anterior. No hace mucho la presidenta de la Comisión dijo que si eres padre en un país de la UE lo debes ser automáticamente en todos. Es una violación directa de la Carta Europea de Derechos Fundamentales, que establece que los asuntos relacionados con la familia son competencia «exclusiva» de los Estados.
—Se critica con frecuencia a su partido de ser demasiado católico. ¿Cree que Polonia es el último bastión de los valores cristianos en Europa?
—En cierta manera creo que sí. Las instituciones europeas están en manos de la izquierda. Incluso si observa a antiguos partidos democristianos, o a la actual CDU en Alemania, verá que son solo ‘cristianos’ de nombre. En mis años de experiencia en la política no he oído que ningún partido democristiano alemán, francés o incluso italiano haya salido en apoyo de Polonia cuando hemos defendido por ejemplo nuestra línea en materia de aborto. Da la impresión de que esos partidos han comprado la agenda política a la izquierda.