Khalid Shaikh Mohammed, el presunto ‘cerebro’ de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, ha vuelto a aparecer esta semana ante el tribunal militar encargado de juzgarle. La reanudación del juicio -lastrado por retrasos interminables- se produce emparedada entre dos momentos simbólicos y decisivos del 11-S: la conmemoración, este sábado, del vigésimo aniversario del atentado terrorista, el mayor sufrido por EE.UU.; y la salida caótica y trágica del ejército estadounidenses de Afganistán, después de la guerra más larga de su historia, que ha acabado en fracaso y que tuvo su motivación inicial en aquellos ataques.
El juicio se celebra en la base militar de EE.UU. en la bahía de Guantánamo, en Cuba, donde muchos de los presuntos terroristas que idearon o participaron en los atentados han sido detenidos. Mohammed se sienta en el banquillo junto a otros cuatro acusados: Walid bin Attash, Ramzi bin al-Shibh, Ammar al-Baluchi y Mustafa al Hawsawi.
El reinicio es, en sí mismo, una sombra sobre el propio proceso: un recordatorio de que han pasado veinte años, de que a Mohammed se le detuvo en 2003 y de que, sin embargo,
todavía no se ha hecho justicia;
una mirada a las tácticas de torturas y abusos en prisiones clandestinas de la CIA fuera de EE.UU. y un interrogante renovado sobre el futuro del centro de detención de Guantánamo, que Barack Obama se comprometió a cerrar en 2008 como candidato a la presidencia. Dos mandatos suyos, una presidencia de Donald Trump y una llegada a la Casa Blanca de su entonces vicepresidente -Joe Biden- después, Guantánamo todavía aloja a detenidos.
Mohammed compareció esta semana con una barba larga teñida de naranja, como la última vez que se le vio en juicio, en febrero del año pasado. Fue justo antes del enésimo descarrilamiento del juicio, esta vez por la pandemia de Covid-19.
La mente detrás del atentado
El nombre más asociado con el 11-S es el de Osama bin Laden, el líder de Al Qaida, abatido por un comando de operaciones especiales del ejército de EE.UU. en Pakistán en 2011. Pero a Mohammed se le considera la mente detrás del atentado, el que planeó el secuestro de aviones comerciales para estrellarlos contra los grandes símbolos de EE.UU.: las Torres Gemelas de Nueva York, el Pentágono y, quizá, el Capitolio y la Casa Blanca.
Fue detenido en 2003 en Pakistán, y trasladado a una de esas cárceles clandestinas de la CIA. Ejecutaron 183 ahogamientos simulados en agua, además de otras torturas, como hidratación rectal o interrupción del sueño. Uno de los acusados, compareció en el juicio en una silla especial y con un cojín por lesiones en el recto que, según su abogado, fueron originadas en esas torturas. Mohammed y otros acusados fueron traslados a Guantánamo en 2006 cuando se desvelaron las prácticas de la CIA.
El juicio se encuadra dentro de la Comisión Militar de Guantánamo, un procedimiento establecido en 2001, poco después de los atentados, por el presidente George W. Bush, y que fue revisado después en 2006 y 2009. Sus críticos aseguran que el tribunal militar es inconstitucional porque los acusados no tienen garantías legales.
Fase previa al juicio
Las comparecencias de esta semana son una fase previa al comienzo del juicio, como ha habido varias ya en los últimos años. En este momento, y en otra fase previa prevista para noviembre, se elige el jurado -formado por doce militares- y se decide qué pruebas pueden formar parte del juicio.
Se celebra en un almacén de Guantánamo reconvertido en juzgado, y cuenta con la presencia de un grupo reducido de periodistas y de familiares de víctimas y supervivientes de los atentados. No habrá acceso público ni a imágenes ni a sonido del juicio, al que solo podrá entrar un dibujante para retratar a sus protagonistas. El juicio como tal no se espera que comience hasta el próximo abril.