La mitad de los 450 diputados de la Duma Estatal (Cámara Baja del Parlamento ruso) (225) se elige por listas de partidos y la otra mitad por listas abiertas uninominales en las 0circunscripciones, lo que complica el escrutinio y retarda la aparición de resultados definitivos. Sin embargo, según distintos sondeos a pie de urna realizados durante los tres días que han venido celebrándose las votaciones, Rusia Unida, el partido del presidente Vladímir Putin, habría obtenido la mayoría absoluta e incluso puede que revalide la cualificada o constitucional, necesaria para enmendar la Carta Magna.
En la red social Telegram circulaba incluso el resultado provisional de los comicios a última hora del sábado. Según esos datos, Rusia Unida habría alcanzado el 47,1% de los sufragios, el Partido Comunista de la Federación Rusia (KPRF) el 19,2%, los ultranacionalistas del Partido Liberal Democrático de Rusia (LDPR) el 8,8%, los socialdemócratas de Rusia Justa el 8,6% y el recién aparecido partido conservador Nueva Gente el 5,1%.
El instituto sociológico Insomar publicaba también su exit-poll: Rusia Unida 45,2%, KPRF (21%), LDPR (8,7%), Rusia Justa (7,9%) y Nueva Gente (4,7%). Mientras, con el 10% de los sufragios escrutados, la Comisión Electoral asignaba el 38,81% de los votos a Rusia Unida, el 24,95% a los comunistas, el 9,58% al LDPR, el 7,83 a Nueva Gente y el 6,76% a Rusia Justa.
Rusia Unida tuvo un resultado en las legislativas precedentes, en septiembre de 2016, del 47,8%, de los votos, lo que permitió a la formación hacerse con 343 escaños. La mayoría constitucional está en 300, de ahí que Putin lograra el año pasado reformar la Ley Fundamental sin ningún problema e incluir una cláusula que le permite, si así lo decide, presentarse a dos mandatos presidenciales más, tras haber consumido ya casi cuatro además de cuatro años como primer ministro.
Los analistas creen que el jefe del Kremlin necesita que su partido conserve la mayoría cualificada de cara a posibles cambios legales vinculados a su futuro político. De ahí que haya puesto toda la carne en el asador para logarlo. Primero desencadenando una represión sin precedentes contra todos sus adversarios, empezando por el que más y mejor le planta cara, Alexéi Navalni, actualmente en la cárcel.
Irregularidades
Después utilizando todos los mecanismos posibles para impedir que sus detractores pudieran presentar candidatura a las actuales legislativas. Finalmente, como dicen sospechar las organizaciones defensoras de los derechos del elector, disponiendo todo de forma que, de ser necesario, se puedan manipular los resultados electorales. Las redes sociales se llenaron hoy de denuncias de fraude en numerosos colegios mediante «llenado» de urnas con decenas de papeletas a favor de Rusia Unida. La presidenta de la Comisión Electoral, Ella Pamfílova, lo reconoció y también admitió que hubo más de un centenar de casos de coerción a personas que fueron obligadas por parte de sus jefes a acudir a las urnas.
Navalni, quien no pudo votar y menos todavía participar en los comicios, tampoco ha podido difundir sus recomendaciones sobre el sentido del voto. El líder opositor pretendía promover el llamado «voto inteligente», pidiendo el apoyo para aquel, sea del partido que sea, con más posibilidades de desbancar al candidato oficialista. Pero sus listados de cómo llevar a cabo el voto según la circunscripción han sido censurados en Google, Apple, Telegram y YouTube bajo enormes presiones.
Puesto que los comunistas llevan décadas siendo el segundo partido del Parlamento ruso, era lógico que la mayor parte de los candidatos propuestos por Navalni, el 61%, pertenecieran a esa formación. Pero las instrucciones apenas han llegado a la ciudadanía y, aunque muchos, conocían en qué consiste el «voto inteligente», casi nadie ha podido hacerse con las directrices concretas en cada caso.
Concentrar el voto útil
«He votado a los comunistas, pero no porque haya podido leerme los consejos de Navalni. No he podido conseguirlos en ningún sitio», reconoce Svetlana, una joven de unos 30 años a la salida de uno de los colegios electorales del centro de Moscú. Svetlana no comparte las ideas del Partido Comunista y dudaba si votar a los liberales de Yábloko, pero asegura que «había que optar por quienes concentran mayores apoyos para así tratar de cerrar el paso a los candidatos del partido del poder».
Si se confirman los vaticinios, el Partido Comunista mejoraría ostensiblemente su resultado con respecto a 2016, cuando obtuvo el 13,34% de los votos y 42 escaños. Pero, a la espera de resultados más precisos, tal vez no consiga poner a Putin en aprietos. Y eso que los sondeos publicados en las últimas semanas no daban al partido del Kremlin más de un 30% de apoyo.